19/08/2012 – T.I., Pekín
- Vender aire enlatado: ésa es la idea que ha tenido el multimillonario y filántropo chino Chen Guangbiao para concienciar a la población de su país de la gravedad del problema que representa una contaminación galopante y de la necesidad de proteger el medioambiente.
- El 40% de las ciudades chinas sufren una contaminación alarmante.
Chen, toda una celebridad en China, anunció esta semana que colocará tiendas ambulantes en las ciudades de Pekín, Shanghái y Guanzhou para vender aire fresco en latas a partir del 17 de septiembre, días antes de la celebración del Día Mundial sin Automóvil, el 22 de ese mes.
El primer lote de 100.000 latas de aire limpio «Chen Guangbiao Buena Persona» se venderán entre los cuatro y cinco yuanes (0,63 dólares). Por cada una que se adquiera, el filántropo donará 0,10 yuanes (0,018 dólares) a organizaciones caritativas. El aire, según asegura el millonario, se recolectará en provincias y regiones chinas con poca contaminación, como las noroccidentales de Qinhai y Tibet o la suroccidental de Yunnan.
Según ha declarado a los medios chinos, «muchas de las personas de las grandes ciudades ya están cansadas de respirar aire contaminado». La enorme contaminación, y la incidencia que acarrea de enfermedades del sistema respiratorio, es uno de los grandes problemas en las principales ciudades chinas, donde en días de fuerte polución incluso la visibilidad puede quedar afectada.
El reto de disfrutar de un aire limpio permanece latente entre la población china, que ve con escepticismo cómo las mediciones gubernamentales de contaminación difieren de lo que respiran en las calles. Las estadísticas oficiales admiten que el área costera del este chino, que concentra al 27 por ciento de la población y el 43 por ciento del Producto Interior Bruto Nacional, sufre una media de cien días de contaminación anuales.
Esta región muestra una concentración dos a cuatro veces superior al nivel de partículas PM2.5 (de 2,5 micras de diámetro, treinta veces menor que el de un cabello humano) considerado saludable por la Organización Mundial de la Salud, según los datos del Ministerio de Protección Medioambiental chino.
Un informe de la NASA va más allá y alerta de que esa zona es la región del mundo más afectada por las partículas PM2.5. El año pasado, un informe del ministerio chino reveló que casi el 40 por ciento de las 113 mayores ciudades del país sufren niveles de contaminación alarmantes.
La aprensión se multiplicó cuando instituciones extranjeras independientes revelaron que las lecturas de los niveles de contaminación por parte del Gobierno chino no incluían las partículas de un diámetro inferior a las 2,5 micras. Esas partículas, al ser respiradas, pueden alojarse en las profundidades de los pulmones o incluso entrar en el flujo sanguíneo y causar graves problemas de salud o incluso la muerte en los casos más extremos.
La directora de la Campaña de Clima y Energía de Greenpeace en China, Li Yan, puntualiza que «la gente suele señalar el incremento de vehículos como la mayor fuente contaminante, aunque en realidad gran parte de la polución proviene de la quema de carbón, como la procedente de las industrias, la electricidad y la calefacción, que causa alrededor del 60 por ciento de la contaminación».
Recientemente el Gobierno chino anunció que mejorará su medición exacta de contaminantes y que todas las ciudades chinas contarán hacia el año 2015 con un sistema de medición de las partículas contaminantes más pequeñas -y nocivas- en la atmósfera, frente a las insuficientes cifras actuales. La concienciación ciudadana también está creciendo. El mes pasado las autoridades desecharon el proyecto para construir un conducto de residuos industriales después de violentas manifestaciones en el este chino.
En la provincia de Sichuan también se canceló en julio un proyecto para establecer una refinería de cobre tras manifestaciones en contra que aglomeraron a miles de personas temerosas de los efectos nocivos que la planta pudiera tener sobre su salud. Ante esta situación, Li da la bienvenida a iniciativas como la de Chen y sus latas de aire.
«Es una idea muy creativa, una actividad muy significativa», considera Li. «Puede inspirar a las personas a que vean lo precioso que es el aire y que tiene un coste», declaró