En 1931, el doctor en química y medicina Otto Warburg encontró la naturaleza y el modo de acción de las enzimas respiratorias en las células, lo que le valió el Premio Nobel de Medicina. “No menos importante fue su descubrimiento previo al demostrar que las células cancerosas se multiplicaban en ausencia de oxígeno, y que la oxigenación era capaz de detenerlas. Además, puso en evidencia que un medio ácido favorecía el desarrollo de la enfermedad, mientras que la alcalinización lo inhibía, y la presencia abundante de glucosa estimulaba su crecimiento. Todas estas observaciones mostraron que el cáncer era básicamente una ‘enfermedad metabólica’”, afirmó a AIMSalud y Bienestar el doctor Sergio Schlimovich, médico especialista en Endocrinología y experto en Promoción de la Salud.
Cáncer: ¿prevenible y curable?
Curiosamente, lo que parecía haber sido un extraordinario descubrimiento para la prevención y cura del gran mal de todos los tiempos, fue subestimado por casi 80 años. Ahora, investigaciones recientes demuestran que Warburg tenía razón en casi todo.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que el cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. En 2008 causó 7,6 millones de defunciones (aproximadamente un 13 por ciento del total), y se prevé que éstas sigan aumentando en todo el mundo y alcancen la cifra de 13,1 millones en 2030. “A pesar de los grandes esfuerzos realizados por tratar de controlar la enfermedad; la mayoría de los tratamientos actuales no pueden dar una respuesta definitiva. Pero, ¿es posible que surja la cura del gran mal de todos los tiempos, si aún no sabemos a ciencia cierta cuál o cuáles son sus verdaderas causas? Según parece, en los años 20’, un investigador alemán y su equipo realizaron un gran descubrimiento que podría dar respuesta a este interrogante. ¿Qué pasó con ese gran hallazgo?”, preguntó Schlimovich.
Las causas del cáncer
Otto Warburg ganó el Premio Nobel de Medicina en 1931 por su descubrimiento de la enzima que transfiere el oxígeno en la respiración celular, y fue elegido para un segundo Premio Nobel en 1944 por su descubrimiento de los grupos activos de las enzimas que transfieren el hidrógeno. Muchas universidades, como Harvard, Oxford, Heidelberg le han ofrecido títulos honoríficos. Fue miembro extranjero de la Sociedad Real de Londres, Caballero de la Orden al Mérito fundada por Federico el Grande, entre otros. Sus áreas de investigación fueron Química y Física de la Vida y, en ambos campos, ningún científico ha tenido más éxito.
Otto Warburg descubrió la naturaleza y el modo de acción de las enzimas respiratorias en las células.
Pero unos años antes de su Nobel, “lo que Warburg observó fue quizás uno de los mayores descubrimientos en la historia de la Medicina, que muchos hasta hoy tratan de comprender: ‘las verdaderas causas del cáncer’. Al parecer, lo que el científico y su equipo encontraron no es nada más y nada menos que ‘la causa primaria que genera las células cancerígenas’” precisó Schlimovich.
Causas primarias y secundarias
El profesional explicó que “en todas las enfermedades existen causas primarias y secundarias; por ejemplo, la causa primaria de la peste es el bacilo de la plaga (Yersinia pestis), pero las causas secundarias son la suciedad, las ratas y las pulgas que transmiten el microrganismo del roedor al hombre. El cáncer, por encima de todas las demás enfermedades, tiene innumerables causas secundarias. Pero, incluso para esta enfermedad, sólo hay una causa primaria o principal. En pocas palabras, según Warburg y colaboradores, ‘su causa principal es el reemplazo de la respiración del oxígeno en las células normales del cuerpo por la fermentación de la glucosa